Los comúnmente llamados "workahólicos" sufren de dependencia y falta de control. Analiza la sintomatología para saber si estás enfermo.
Según OCC, 13% de los profesionistas mexicanos se consideran a sí mismos, adictos al trabajo.
Cada día es más difícil encontrar un empleo bien remunerado y el temor a perderlo, sean cuales sean sus condiciones, está generando un miedo permanente en las personas que las lleva a trabajar todo el tiempo. O bien, puede ser el directivo que en espera de entregar mejores resultados se vuelve adicto al trabajo.
Según OCC, 13% de los profesionistas mexicanos se consideran a sí mismos, adictos al trabajo.
Cada día es más difícil encontrar un empleo bien remunerado y el temor a perderlo, sean cuales sean sus condiciones, está generando un miedo permanente en las personas que las lleva a trabajar todo el tiempo. O bien, puede ser el directivo que en espera de entregar mejores resultados se vuelve adicto al trabajo.
México es un excelente caldo de cultivo para los comúnmente llamados “workahólicos”. De acuerdo con la OCDE, es el país donde más se trabaja –diez horas promedio al día- y ahora, una reciente encuesta realizada por OCCMundial, revela que 13% de los profesionistas mexicanos se consideran a sí mismos, adictos al trabajo.
Según esta encuesta, 34.5% de los profesionales, trabaja más de 60 horas a la semana. 8 de cada 10 profesionistas recibe correos y contesta llamadas de trabajo durante su tiempo de descanso.
Sean cuales sean las razones, una adicción es una enfermedad altamente peligrosa y tiene una sintomatología. No es lo mismo pasar mucho tiempo en el trabajo, sino convertir el trabajo en una vía de escape a la que se le dedica el 200% del tiempo, incluido aquél que se destina al descanso o a la convivencia con otras personas.
Como cualquier trastorno adictivo, las dos señales inequívocas de que ya no es un comportamiento dentro de lo normal, son la falta de control y la dependencia. Pero, ¿cómo saber si eres “workahólic”?
Sintomatología
Resultados sin satisfacción o gozo: Te esmeras por hacer excelente tu trabajo, sin embargo, nunca tienes tiempo de disfrutar los resultados porque en cuanto terminas, comienzas a trabajar en la otra sin dar tiempo siquiera a la auto reflexión y gozo de la misma.
Conexión full time: No te despegas del teléfono, sin importar si estás de vacaciones, con la pareja, amigos o familia.
Miedo a delegar: Prefieres absorber toda la carga de trabajo en lugar de delegar. La única razón que tienes es porque nadie puede hacerlas mejor que tú y te sientes más tranquilo sabiendo que tú las resolviste sin importar el tiempo que le dedicaste.
Tendencia a la soledad: Si te dieran a escoger entre trabajar solo o en equipo, optarías por estar solo y “aprovechar el tiempo sin distracciones”.
El trabajo hasta en la cama: Tu trabajo se ha metido hasta en tus sueños. ¿Vas a dormir y sigues soñando con problemas o situaciones laborales? Ojo, procura distraer tu mente con actividades que eliminen el estrés ya que no es buena señal pensar en el trabajo 24/7.
Nula conversación multitemática: Todas tus conversaciones tratan sobre temas laborales, sin importar con quién estés.
Ansiedad de más trabajo: ¿Bajó la carga de trabajo y te sientes presionado por eso? Atención, no es una buena señal que en tiempos laborales “relajados” entres en desesperación, desarrollando la necesidad de buscar más trabajo para llenar ese vacío.
Descanso trabajado: No importa que sea fin de semana, tú aprovechas para “adelantar trabajo”, por lo que ni tu cuerpo, ni tu mente descansan.
Insatisfacción permanente: Aunque es bueno siempre buscar más éxito en nuestra vida profesional, nunca estás satisfecho con tus logros y resultados. A pesar de todo lo que hagas, siempre pensarás que pudiste haber hecho más… “tal vez si le hubiera dedicado más tiempo”.
Desequilibrio consciente: Sabes perfectamente que tu vida laboral y personal no se encuentra en un equilibrio, sin embargo, siempre existe alguna justificación para darle más valor al trabajo, excusándote en: “Quizá en el futuro lo cambie, pero ahora no me es posible.”
Enfermo y trabajando: El simple hecho de pensar en no trabajar, jubilarte, faltar al trabajo, o incluso no asistir por alguna enfermedad ¡Te aterra! ¿Qué va a pasar si estás sumamente enfermo, en cama, pero sin ir al trabajo? ¡Trauma!
La medicina
Si has respondido a la mayoría de estas preguntas afirmativamente, cuidado, podrías estar siendo presa de la adicción al trabajo. Un buen líder mantiene un equilibrio entre su labor profesional y su crecimiento personal. Si estás sufriendo de algunos síntomas, OCC te recomienda:
1. Haz Deporte: Provocará disminuir tu nivel de estrés, te hará sentir mucho más sano, seguro de ti mismo, y sobretodo fresco para tus actividades diarias, lo que elevará tu oxigenación y nivel de productividad.
2. Capacítate en lo que más te guste: Ingresa a algún curso, diplomado, licenciatura o a una maestría. Esto ayudará a enfocar tu tiempo en adquirir nuevos conocimientos que puedes aplicar en el trabajo pero con un grado mayor de profesionalización, haciendo más eficientes tus labores, quitándote trabajo de más.
3. Explora nuevas vivencias: Trata de distraerte lo mayor posible, por ejemplo, inclínate por realizar actividades al aire libre con tu familia o pareja, realiza visitas culturales, aventúrate… en pocas palabras ¡Vive!
Si bien es cierto que el trabajar trae mejores condiciones de vida, satisfacción personal y profesional, éxito y muchas cosas más, no debemos perder el piso… ¡El trabajo no lo es todo! Y llevarlo a un exceso puede provocar serios problemas de salud y de convivencia con los otros.
Fuente: http://bit.ly/O1Ten0
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