Los empleados que no están a gusto en su trabajo disminuyen su productividad en 40%, según el IMSS; para evitarlo, expertos recomiendan cuidar el bienestar del empleado desde su contratación.
Por: Ivonne Vargas
Sentirse irritable o poco inspirado en la oficina es un mal recurrente en el mercado laboral actual. En esa situación, el empleado no es el único que sufre, la empresa también ‘se las ve negras' porque sus costos por ausentismo se elevan, por poner un ejemplo.
En México no existe una cifra exacta sobre el costo de un trabajador desmotivado, sin embargo se sabe que por lo menos 4.5 millones de trabajadores entre 20 y 40 años reportan algún tipo de depresión, ocasionada por problemas profesionales, y lo cual disminuye sus índices de productividad un 40%, de acuerdo con datos del IMSS.
En países como Estados Unidos, este fenómeno laboral representa para las compañías una pérdida anual de 250,000 millones de dólares anuales, según el Departamento de Trabajo.
Se considera que un empleado deprimido, que se siente a disgusto (en extremo) en su ámbito de trabajo, genera un costo tres veces más alto que cualquier otro padecimiento médico por baja productividad, subraya el especialista del Hospital Siquiátrico Dr. Héctor Tovar Acosta del IMSS, Wazcar Verduzco.
Cifras del IMSS estiman que una persona con depresión en promedio pierde 15 días laborales al año.
¿Qué pone al empleado al borde de la irritación laboral? Entre los principales factores destacan la falta de objetivos o retos, ausencia de un plan de desarrollo profesional, monotonía, estrés, exceso de actividades, mala relación con los jefes o compañeros, escasa remuneración, superiores que no saben escuchar o que son incompetente, según estudios realizados por el portal del empleo Trabajando.com, México.
En México, es muy común que la motivación se pierda por un problema en el proceso de reclutamiento. "El puesto de trabajo no es el apropiado para la persona, tal vez el candidato reúne los conocimientos y la destreza técnica, pero es importante evaluar si la vacante tiene afinidad con su personalidad, intereses personales y expectativas futuras. Conocimiento del puesto y deseo por quedarse en él son cosas totalmente distintas", señala la psicóloga laboral de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Leonor Hernández.
"Nadie acepta un trabajo con el objetivo de fracasar y ningún empleador contrata con la intención de despedir pronto". Pero, si no hay un reclutamiento adecuado el recurso elegido puede desmotivarse al ver que el puesto no es lo que esperaba, señala la autora Terri Kabachnick, en su libro I Quit, But Forgot to Tell You.
El reclutador debe pensar en los requisitos no sólo laborales, sino también personales que debe cubrir el candidato, y asegurar que éste cumpla con ambas partes o habrá un mal inicio laboral, expresa la psicóloga laboral.
Una persona desmotivada puede contagiar a sus compañeros haciendo que cada vez más estén inconformes con las condiciones laborales que tienen. Para poner fin a esta situación, lo primero es identificar el comportamiento de los empleados y reconocer cuáles son los factores que los tienen en ese estado, sugiere la directora de Trabajando.com México, Margarita Chico.
En esta etapa, añade Leonor Hernández, los jefes y directores tiene un papel crucial. Hay que identificar que tiene a los colaboradores con "desazón" laboral.
Puede ser una cuestión personal, como separación matrimonial o problemas económicos, sin embargo, quizá esté en desacuerdo con la forma en que lo evalúan o la constante actitud de sus superiores de no escuchar su opinión. Esto impulsa al empleado a realizar sus laborales con una actitud negativa, poco participativa y con la constante de buscar otra opción laboral, aclara Hernández.
La falta de pasión por el trabajo se puede detectar cuando el colaborador presenta: pesimismo, absentismo, pide permisos frecuentes para llegar tarde, desinterés, se sale antes de su hora de trabajo, no le interesa la integración con sus compañeros y evade nuevas responsabilidades, puntualiza Chico.
Si la apatía viene de una dificultad personal, agrega, como jefe hay que escuchar al subordinado, y desarrollar empatía a través de la retroalimentación. El hecho de ayudar a encontrar una solución a su problema, y darle un espacio para comentarlo es de gran ayuda para el empleado y le permite estabilizar su estado de ánimo.
A esto se debe sumar iniciativas que hagan a la persona mostrar y enfrentar su desmotivación, por ejemplo, dedicar unas horas de la semana a conversar sobre la dinámica laboral y cómo va cada persona con sus obligaciones. "Saber en dónde está atorado para apoyarlo y, a su vez, darle otros incentivos para que se sienta parte de la empresa, como hacerlo participe de actividades culturales, sociales y de capacitación", añade Leonor Hernández.
Fuente: http://exp.mx/n002MCY