Verdades sobre el coaching que nadie te dice


¿Qué es el coaching? ¿Quién es coach y quién no? ¿Qué pasa con esta actividad en México y en la web? ¿Cómo saber qué coach es mejor? ¿Qué pasa con las certificaciones? ¿Existen tipos de coaching? ¿Por qué de repente hay tantos “coaches”? Y las asociaciones ¿cómo figuran?

Comencemos con estas verdades, que serán cómodas para algunos e incómodas para otros, para que descubras parte de lo que está detrás de esta actividad profesional: lo bueno, lo malo y lo que nadie te va a decir.

1. La gente en general no sabe qué es el coaching y cree que cualquiera que ayuda a otro es un “coach” en “algo”. Confunden asesoría, mentoría, consultoría y terapia con coaching y cada una de ellas tiene su diferencia.

2. El coaching es un proceso metodológico, que se aprende y lleva años perfeccionar (la práctica hace al maestro, y su perfeccionamiento implica horas de actividad). El coach genera preguntas puntuales, trabaja con la mente, los significados, las creencias, las actitudes, los comportamientos y las acciones de las personas, para que ejecuten lo que requieren, y así logren lo que nunca han hecho.

3. La base del coaching es la ontología, el estudio del ser. El coaching, por principio, se enfoca en las significaciones y resignificaciones del individuo, para con ello trabajar las distintas áreas de su vida, motivar, construir estrategias y concretar cambios por medio de acciones.

4. Si la persona que lo estudia y lo pretende dar, no es psicólogo o comunicólogo (semiólogo), requiere de al menos otra herramienta para filtrar la información que el coachee (aquel que toma el coaching) comunica, para así analizar y estudiar sus procesos mentales de significación. Hay quienes lo estudian con PNL (Programación Neurolingüistica), que hasta el momento es la estructura más conocida para hacerlo (pero no necesariamente la más efectiva). Un semiólogo con estudios en psicología y análisis del discurso está más preparado para esta actividad que quien sólo estudia PNL y no tiene un background adecuado (sencillamente es más fácil aprender la PNL). No obstante, las capacidades y alcance dependerán de la práctica y habilidades del coach en el desarrollo del proceso.

5. El coaching, por principio, es ejecutivo. La intención última de su estudio y puesta en práctica es implementar acciones y ejecutarlas con seguimiento de tu coach. Una vez que hemos logrado la resignificación de las creencias o concepciones mentales para que la persona avance “sin traba” alguna, se generan estrategias y tácticas, caminos y acciones claras y contundentes.

6. No hay tipos de coaching. La metodología sólo es una. Quienes somos coaches de vida, negocios o laborales, utilizamos adaptación del coaching uno a uno a estos espacios y sumamos herramientas complementarias para darlo. Decimos, pues, que somos coaches que por praxis nos especializamos en un área. De ahí que digan que son de vida, negocios, etc. Podemos tener también otros respaldos como ser capacitadores, haber trabajado en consultoría estratégica y utilizar otras herramientas. Pero cuando nació el coaching, nació con una búsqueda primaria de trabajo en consultorio uno a uno. El resto son adaptaciones con herramientas.

7. Es absolutamente cierto que un coach puede conseguir resultados increíbles en la vida de las personas, su empleo, su labor profesional o su negocio, pero el trabajo con ello, y los alcances, dependerán tanto del coach como del coachee. Un taller te puede ayudar, pero el crecimiento y el conseguir algo increíble lleva mucho más: implica trabajo y proceso.

Lo que está pasando (que muchos ocultan o nadie dice)

8. Con el creciente auge del optimismo exacerbado en las redes sociales, ahora confunden coaches con gurús del “sí se puede”. La motivación es algo básico, pero sólo una parte del coaching. Recuerda que un verdadero coach lleva a cabo la metodología; el coaching verdadero es mucho más que motivación. Existen “coaches” que dicen serlo y no lo son (sobre todo en redes sociales), personas que desconocen la metodología, que no hacen trabajo uno a uno, etc., todo lo que haría un auténtico coach, y se dicen coaches simplemente porque hacen talleres. Muchos de ellos han comprado seudocertificaciones en línea avaladas por organismos que sólo pretenden hacer negocio haciendo coaches al por mayor. Podría nombrar, incluso, “certificadores internacionales” en estos formatos, y personas que lo que te venden son audiolibros, que no digo que estén mal, pero es una práctica poco profesional para el crecimiento de la actividad y la percepción del coach en la sociedad. Y ahora resulta que “todas son certificaciones internacionales”. ¡Aguas! Se ve constantemente en el mercado “Nuevos coaches”, que poco han implementado la metodología y lo que están haciendo es una mala preparación del coach, pero, eso sí, un gran negocio haciendo coach al que pague, dándole una embarradita de lo que el coaching es, oportunidades de negocio que quieren convertirse en franquicias de coaching, vendiéndole un nombre a quien quiera hacerse coach, nombre que, a la larga, no garantizará nada (porque hay algunos tan mal formados que sin darse cuenta desacreditan la misma marca).

9. El tema de las asociaciones es, quizá, uno de los más polémicos. Sí existen asociaciones de talla internacional que acreditan a coaches mediante terceros, que dan las famosas certificaciones internacionales, de las cuales he tomado algunas. El tema es el seguimiento que le dan a su gente. Y es algo complicado. Tienen estructuras que buscan garantizar que los coaches implementen la metodología donde los coaches deben grabarse implementándola para que ellos los acrediten. Como parte del proceso, los coaches que quieran pertenecer a la organización también deben comprobar que cobran por ello y, por tanto, que es una actividad profesional. Algunos, incluso, piden referencias de sus coachees. Después, para pertenecer se debe pagar una anualidad.

Las asociaciones no son más que grupos de personas, y las hay de ingenieros, arquitectos etc. Y en ocasiones, como en todos lados, existen favoritismos. Son casi como los premios Oscar. Hay quienes tienen que demostrar muchísimo más si no son los amigos del presidente en turno, etc. Esto en el tema de las grandes multinacionales. Hay muchas otras asociaciones que se van formando para hacer sus adeptos. Pero lo que sí sucede en la mayoría es que, con el afán de cobrar año con año la anualidad, simple y sencillamente se olvidan de hacer las cosas bien para ayudar, apoyar y hacer que la labor se profesionalice de manera contundente. Cosa que, entiendo, no es fácil.

El tema viene cuando sus miembros dejan de pagar; se le quita el respaldo, hasta por un olvido, y no hay quien diga esta boca es mía. Las asociaciones, como todo, son un negocio, y eso está bien, pero ¿quien termina regulando la eficacia y eficiencia y pertenencia de esta hermosa actividad? Sí reconocen al principio y luego dejan de hacerlo. Entonces ¿son o no son?

Para varias de ellas, los intereses personales han entrado en juego, y las ganas de hacer negocio. Han sobrepasado sus estatutos, lo que también hace que haya muchos malos coaches en sus listas.

El tema con las licencias y las certificaciones en otro punto, porque con tantas ganas de hacer negocio, ahora cualquier capacitador (que incluso no era coach) se puede volver un certificador internacional en coaching con el respaldo de la asociación, haciéndose capacitador de la actividad, pagando la licencia, para dar la certificación.

Las asociaciones pueden ser un respaldo, pero no son la solución para saber quiénes son los buenos o malos coaches, quiénes sí desarrollan bien la actividad y quiénes no, pues regulan lo que pueden y reconocen o no a sus miembros cuando les conviene. Y ésta es una incómoda realidad de muchas.

10. ¿Qué pasa en la web? Ahí hay de todo. Coaches que estudiaron y lo aplican, otros que seudoestudiaron y lo seudoaplican, y la mayoría restante que no son coaches, y no lo aplican. En este espacio todo se ha vuelto muy marketero, cosa que no es que esté mal. El problema es lo que las personas obtienen; la labor de muchos de ellos es grupal y no uno a uno. No le dan el justo acompañamiento a la gente. Las motivan en talleres, les hacen conseguir algo momentáneo cuyo crecimiento no dará para mucho más, porque se quemaron su mercado (alcance estadístico). Esto pasa con negocios en línea o publicidad. Y luego los abandonan, cosa que un coach profesional no haría nunca.

11. Un coach sabe que todo crecimiento real es un proceso y está contigo codo a codo, sesión tras sesión, hasta conseguir el objetivo. Si verdaderamente hace coaching, él enfocará todo lo que es y todo lo que sabe en tu crecimiento. Si tienen muchas más herramientas (además del coaching) para conseguir buenos resultados, te explicará qué parte es coaching y qué no y te ayudará. Un coach ejecutivo de alto nivel, te dará coaching uno a uno, y no lo hará de forma grupal, sino individual, hasta que superes tus propias expectativas varias veces, trabajando con tu caso específico.

12. Muchos “coaches” utilizan como imagen una falsa figura de “gurú” o de “multimillonario”, como si sólo su imagen estrafalaria, o su mercadotecnia estratégica, consiguieran los resultados en su vida y en la vida de las personas. Asegúrate de su nivel, resultados y seguimiento.

13. Un excelente coach logra cosas extraordinarias concretando con sus coachees cosas que, por principio, ellos no podían concebir a nivel mental. Checa sus casos de éxito y si implementa la metodología. Si no, y si tiene casos de éxito, tal vez sea un gran asesor o mentor, pero no un coach, así que diferéncialo, porque en la herramienta que utilice quizás está tu resultado. Quizá no necesitas un coach, o un mentor, sino un asesor, pero eso debes checarlo tú y ver qué es lo que ofrece y cómo.

14. Todos los días nacen nuevos seudocertificadores producto de nuevos coaches, que, de hecho, poco han hecho coaching, y lo que hacen es repetir sus cursos, lo que lleva a que muchas “certificaciones” no lo sean. ¡Infórmate! ¿Ve qué ofrecen?

15. Si tú ya estudiaste coaching, sabes qué es y qué no es el mismo. De ti depende si sumas o no otras formas de apoyo. Para mí, lo más importante es llevar a tu coachee a ganar, lo importante es aclararle qué es y qué no es coaching, y así las personas logren identificar esta increíble labor.

16. Los procesos de “3” niveles en los que se dice hacen coaching, no hacen coaching, sino una mezcla de estructuras de apoyo de la superación personal, el new age, estructuras de arquetipos y hasta constelaciones familiares, todo mezclado, impactando en la gente, pero dejándola irresponsablemente a la deriva en muchos momentos de los procesos.

17. Y ésta es, quizá, la verdad más grandes de todas. Y es que empoderan tanto a los coaches recién egresados en sus “certificaciones” que muchos de ellos se creen los mejores del mundo desde el día uno y pierden el piso. El coaching es un proceso metodológico que lleva años perfeccionar y hacer en excelencia. No lo olviden.

La parábola de las naranjas

Había un joven que tenía la aspiración de trabajar para una empresa porque pagaba muy bien y era muy prestigiosa. Preparó su Curriculum vitae y tuvo varias entrevistas. Al final le dieron un puesto de inicio. Entonces su aspiración la convirtió en su siguiente meta—un puesto de supervisor que le daría aun mayor prestigio y salario. De manera que completó las tareas que le daban. Llegaba temprano algunas mañanas y se quedaba tarde, para que el jefe viera que trabajaba jornadas largas.

Después de cinco años, se abrió un puesto de supervisor; pero, para tristeza del joven, otro empleado, que llevaba trabajando para la empresa sólo seis meses, obtuvo el puesto. El joven estaba muy enojado y fue al jefe para exigirle una explicación.

El sabio jefe le dijo: “Antes de responder a tus preguntas, ¿me podrías hacer un favor?”

“Sí, claro”, dijo el empleado.

“¿Puedes ir a la tienda a comprarme unas naranjas? Las necesita mi esposa”.

El joven aceptó y fue a la tienda. Cuando regresó, el jefe le preguntó: “¿Qué clase de naranjas compraste?”

“No sé”, respondió el joven. “Usted sólo dijo que comprara naranjas; y éstas son naranjas. Aquí tiene”.

“¿Cuánto costaron?” preguntó el jefe.

“Bueno, no estoy seguro”, fue la respuesta. “Usted me dio treinta dólares. Aquí está su recibo; y aquí tiene su cambio”.

“Gracias”, dijo el jefe. “Ahora, por favor, toma asiento y presta mucha atención”.

Entonces el jefe llamó al empleado que había conseguido la promoción y le pidió el mismo favor. Aceptó sin reparos y fue a la tienda.

Cuando regresó, el jefe le preguntó, “¿Qué clase de naranjas compraste?”

“Bueno”, contestó, “la tienda tenía diferentes variedades—navelinas, Valencia, sanguinas, mandarinas y muchas más; y no sabía cuál de todas comprar; pero me acordé que dijo que su esposa necesitaba las naranjas, así que la llamé. Me dijo que iba a tener una fiesta y que iba a hacer jugo de naranja; por lo que le pregunté al señor de la tienda cuál de todas sería la mejor para hacer jugo. Me dijo que la naranja Valencia era muy jugosa y dulce, así que ésa es la que compre. Las dejé en su casa antes de volver a la oficina. Su esposa estaba muy contenta”.

“¿Cuánto costaron?” preguntó el jefe.

“Bueno, ése fue otro problema. No sabía cuántas comprar, así que volví a llamar a su esposa y le pregunté a cuántas personas calculaba recibir. Dijo que 20. Así que le pregunté al de la tienda cuántas naranjas harían falta para hacer jugo para 20 personas; y eran muchas. Entonces le pregunté si me haría un descuento por cantidad, ¡y me lo hizo! Estas naranjas normalmente cuestan 75 centavos cada una, pero las pagué sólo a 50 centavos. Aquí tiene el cambio y el recibo”.

El jefe sonrió y le dijo: “Gracias; ya se puede retirar”.

Miró al joven que había estado contemplando la conversación. El joven se levantó, bajó los hombros y dijo: “Entiendo lo que quiere decir”, mientras salía desanimado de la oficina.

Pensamiento estratégico

El pensamiento estratégico podemos resumirlo así:

  1. Pensar en cumplir un objetivo de largo plazo (3 años mínimo)
  2. Fijar el objetivo general a cumplir
  3. Dividir el objetivo general, en objetivos particulares y específicos.
  4. Determinar cómo y cuándo medir los objetivos
  5. Volver el pensamiento estratégico en acción.