Tecnoestrés, mobbing y burnout son algunos padecimientos asociados al cansancio y a la alta carga laboral.
Las elevadas exigencias del mercado laboral, los altos niveles de competitividad, la carga excesiva de trabajo, la irregular situación económica y las relaciones profesionales adversas son la causa de enfermedades de orden psicosocial. Todas ellas surgen como el nuevo fantasma que amenaza la salud de los ejecutivos y la productividad empresarial.
Sí, leíste bien. Se trata de nuevos padecimientos que bajo nombres tan peculiares como tecnoestrés, mobbing, burnout y karoshi están transformando las relaciones laborales y la calidad de vida de los dueños de negocios de todos los sectores, así como de sus colaboradores. A pesar de ser males reales causados por el estrés laboral, en México no hay un conocimiento generalizado al respecto ni estadísticas específicas sobre el tema. Es más, dentro de las 161 enfermedades enlistadas en la Ley Federal del Trabajo, el estrés no figura.
Las enfermedades laborales de orden psicosocial son reales y afectan cada vez a más personas. México es el segundo país con más líderes empresariales estresados, sólo después de China y antes que Turquía, señala la consultora de negocios Grant Thornton en su International Business Report.
Además, es de las naciones donde más se trabaja al día (la media es de 10 horas), aunque eso no se refleja en el bolsillo de los trabajadores, advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Quizá por ello, seis de cada 10 mexicanos consideran que las exigencias laborales aumentaron el último año. De acuerdo con el Workmonitor, estudio elaborado por Randstad –empresa especialista en recursos humanos– no lo ven compensado en su remuneración.
Al factor económico se suman otros elementos, como la inseguridad y la alta rotación de personal. Esto da como resultado que, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tres de cada 10 empleados vivan con estrés.
En tanto que la situación en EE.UU. no es muy diferente. Una encuesta nacional de opinión pública de la American Psychological Association indica que para dos tercios de los estadounidenses el hablar de trabajo tiene un impacto significativo sobre su nivel de estrés. Lo anterior se traduce en un costo de unos US$300,000 millones al año. La cifra resulta del ausentismo, disminución de la productividad, rotación de personal, seguros directos y honorarios médicos y legales.
Sí, leíste bien. Se trata de nuevos padecimientos que bajo nombres tan peculiares como tecnoestrés, mobbing, burnout y karoshi están transformando las relaciones laborales y la calidad de vida de los dueños de negocios de todos los sectores, así como de sus colaboradores. A pesar de ser males reales causados por el estrés laboral, en México no hay un conocimiento generalizado al respecto ni estadísticas específicas sobre el tema. Es más, dentro de las 161 enfermedades enlistadas en la Ley Federal del Trabajo, el estrés no figura.
Las enfermedades laborales de orden psicosocial son reales y afectan cada vez a más personas. México es el segundo país con más líderes empresariales estresados, sólo después de China y antes que Turquía, señala la consultora de negocios Grant Thornton en su International Business Report.
Además, es de las naciones donde más se trabaja al día (la media es de 10 horas), aunque eso no se refleja en el bolsillo de los trabajadores, advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Quizá por ello, seis de cada 10 mexicanos consideran que las exigencias laborales aumentaron el último año. De acuerdo con el Workmonitor, estudio elaborado por Randstad –empresa especialista en recursos humanos– no lo ven compensado en su remuneración.
Al factor económico se suman otros elementos, como la inseguridad y la alta rotación de personal. Esto da como resultado que, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tres de cada 10 empleados vivan con estrés.
En tanto que la situación en EE.UU. no es muy diferente. Una encuesta nacional de opinión pública de la American Psychological Association indica que para dos tercios de los estadounidenses el hablar de trabajo tiene un impacto significativo sobre su nivel de estrés. Lo anterior se traduce en un costo de unos US$300,000 millones al año. La cifra resulta del ausentismo, disminución de la productividad, rotación de personal, seguros directos y honorarios médicos y legales.
Aplica la receta
A continuación, te presentamos algunos de los padecimientos que afectan cada vez a más personas y los remedios para mantenerte siempre sano en cuerpo y mente.
Tecnoestrés. Se genera por los largos periodos que los ejecutivos dedican al uso de dispositivos tecnológicos (computadora y teléfono) y al uso intensivo que hacen de Internet. Ocasiona dificultad para concentrarse, fatiga, aislamiento, ansiedad, dolor de cabeza, cuello y espalda, alteraciones del sueño, gastritis, palpitaciones, mareos e hipertensión arterial.
Apego enfermizo a la tecnología. Afecta al 63% de los usuarios de Internet y los mayores de 40 años son las principales víctimas. Para disminuir su impacto en la salud, los psicólogos proponen adoptar técnicas de relaja-ción y aprender a ver la tecnología como una herramienta de trabajo y no como un fin.
Síndrome de burnout. Se atribuye a la sobrecarga de trabajo, constantes cambios de turno o de huso horario, excesivos niveles de responsabilidad y condiciones laborales inadecuadas. Ocasiona dolor de cabeza, alteraciones digestivas, trastornos del sueño, elevación de la presión arterial, fatiga, palpitaciones, depresión, cansancio emocional, minusvalía, apatía y ansiedad.
Tan sólo en Estados Unidos se relaciona con el 60% del ausentismo laboral y genera gastos por US$57,000 millones anuales, según la American Psycologycal
Para marcarle un alto, se recomienda enfrentar la situación y corregir aspectos estresantes. Lo ideal es tomar terapia psicológica, llevar una dieta sana, hacer ejercicio y hasta cambiar de actividad.
Mobbing. Consiste en el hostigamiento psicológico que dos o más personas ejercen de manera sistemática –en un mínimo de seis meses y al menos una vez a la semana– contra algún miembro de la organización. Puede darse de superiores a subordinados, a la inversa o entre iguales. La víctima recibe ataques que alteran su rendimiento laboral y le ocasionan estrés, miedo, irritabilidad, apatía, frustración o pensamientos suicidas.
En México, entre el 8 y el 12% de los trabajadores admite haber sufrido este tipo de agresión, indican estudios de la Universidad de Guadalajara. Para remediarlo, hay que buscar el apoyo de una organización, solicitar orientación psicológica y, si el caso lo amerita, llevar el caso ante los juzgados.
Karoshi. De origen japonés, en español este nombre significa “muerte por exceso de trabajo” y hace referencia al fallecimiento súbito de un individuo –aparentemente sano– en su trabajo y a consecuencia de un derrame cerebral o de un ataque al corazón. Esto se debe a jornadas laborales excesivas y demasiada presión, que el organismo no es capaz de soportar.
La presión arterial aumenta, las arterias se endurecen y cesa el flujo sanguíneo al cerebro y/o corazón. Las personas más propensas tienen entre 40 y 50 años, y más de la mitad son ejecutivos, empleados de oficina y funcionarios públicos. Para evitarlo, se debe reenfocar la cultura laboral y hacer énfasis en el cuidado de la salud y la calidad de vida.
Tecnoestrés. Se genera por los largos periodos que los ejecutivos dedican al uso de dispositivos tecnológicos (computadora y teléfono) y al uso intensivo que hacen de Internet. Ocasiona dificultad para concentrarse, fatiga, aislamiento, ansiedad, dolor de cabeza, cuello y espalda, alteraciones del sueño, gastritis, palpitaciones, mareos e hipertensión arterial.
Apego enfermizo a la tecnología. Afecta al 63% de los usuarios de Internet y los mayores de 40 años son las principales víctimas. Para disminuir su impacto en la salud, los psicólogos proponen adoptar técnicas de relaja-ción y aprender a ver la tecnología como una herramienta de trabajo y no como un fin.
Síndrome de burnout. Se atribuye a la sobrecarga de trabajo, constantes cambios de turno o de huso horario, excesivos niveles de responsabilidad y condiciones laborales inadecuadas. Ocasiona dolor de cabeza, alteraciones digestivas, trastornos del sueño, elevación de la presión arterial, fatiga, palpitaciones, depresión, cansancio emocional, minusvalía, apatía y ansiedad.
Tan sólo en Estados Unidos se relaciona con el 60% del ausentismo laboral y genera gastos por US$57,000 millones anuales, según la American Psycologycal
Para marcarle un alto, se recomienda enfrentar la situación y corregir aspectos estresantes. Lo ideal es tomar terapia psicológica, llevar una dieta sana, hacer ejercicio y hasta cambiar de actividad.
Mobbing. Consiste en el hostigamiento psicológico que dos o más personas ejercen de manera sistemática –en un mínimo de seis meses y al menos una vez a la semana– contra algún miembro de la organización. Puede darse de superiores a subordinados, a la inversa o entre iguales. La víctima recibe ataques que alteran su rendimiento laboral y le ocasionan estrés, miedo, irritabilidad, apatía, frustración o pensamientos suicidas.
En México, entre el 8 y el 12% de los trabajadores admite haber sufrido este tipo de agresión, indican estudios de la Universidad de Guadalajara. Para remediarlo, hay que buscar el apoyo de una organización, solicitar orientación psicológica y, si el caso lo amerita, llevar el caso ante los juzgados.
Karoshi. De origen japonés, en español este nombre significa “muerte por exceso de trabajo” y hace referencia al fallecimiento súbito de un individuo –aparentemente sano– en su trabajo y a consecuencia de un derrame cerebral o de un ataque al corazón. Esto se debe a jornadas laborales excesivas y demasiada presión, que el organismo no es capaz de soportar.
La presión arterial aumenta, las arterias se endurecen y cesa el flujo sanguíneo al cerebro y/o corazón. Las personas más propensas tienen entre 40 y 50 años, y más de la mitad son ejecutivos, empleados de oficina y funcionarios públicos. Para evitarlo, se debe reenfocar la cultura laboral y hacer énfasis en el cuidado de la salud y la calidad de vida.
Más soluciones
Aunque falta mucho camino por recorrer, las organizaciones –sobre todo, las de tamaño mediano y grande– comienzan a prestar atención a las enfermedades psicosociales. En Finlandia, por ejemplo, se promueve no sólo la salud física de los trabajadores, sino también la mental, dice el informe Mental Health In The Workplace, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En tanto que en Alemania, las empresas tienen programas para reducir estos trastornos. Por su parte, en el Reino Unido se han diseñado políticas de salud mental para el lugar de trabajo. En el caso de México, la legislación establece como obligación del patrón otorgar a su personal condiciones de seguridad.
Dentro de ellas está la identificación y medición de riesgos, capacitación y adiestramiento por instructores autorizados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Asimismo, brindar equipo de protección personal y monitorear la salud de cada empleado, explica Perla Edith Castillo Ramírez, especialista en Medicina del Trabajo.
La también directora operativa de Impulso Integral y Desarrollo, firma especializada en salud e higiene en el trabajo, señala que el asalariado tiene responsabilidades. Por ejemplo, debe usar equipo de protección personal, apegarse a los tiempos de descanso y actualizarse sobre el uso correcto de los equipos y medidas de seguridad.
Para Arturo Ruiz Velasco, psicoterapeuta y consultor en desarrollo humano a cargo de la firma OM Capital Humano, si las organizaciones dieran apoyo emocional a sus trabajadores y tuvieran un área específica para soporte emocional, se evitarían muchos problemas de salud y mejoraría la productividad.
En tanto que en Alemania, las empresas tienen programas para reducir estos trastornos. Por su parte, en el Reino Unido se han diseñado políticas de salud mental para el lugar de trabajo. En el caso de México, la legislación establece como obligación del patrón otorgar a su personal condiciones de seguridad.
Dentro de ellas está la identificación y medición de riesgos, capacitación y adiestramiento por instructores autorizados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Asimismo, brindar equipo de protección personal y monitorear la salud de cada empleado, explica Perla Edith Castillo Ramírez, especialista en Medicina del Trabajo.
La también directora operativa de Impulso Integral y Desarrollo, firma especializada en salud e higiene en el trabajo, señala que el asalariado tiene responsabilidades. Por ejemplo, debe usar equipo de protección personal, apegarse a los tiempos de descanso y actualizarse sobre el uso correcto de los equipos y medidas de seguridad.
Para Arturo Ruiz Velasco, psicoterapeuta y consultor en desarrollo humano a cargo de la firma OM Capital Humano, si las organizaciones dieran apoyo emocional a sus trabajadores y tuvieran un área específica para soporte emocional, se evitarían muchos problemas de salud y mejoraría la productividad.
“Lo más importante es gestionar una cultura de la prevención y lograr una sinergia empresa-trabajador. Con ello, se evitarían costes adicionales por baja productividad y, en algunos casos, la baja laboral”, concluye el especialista.
Consejos básicos
Aunque el estrés laboral es un padecimiento hasta cierto punto inevitable, existen algunas estrategias para manejarlo.
Aprender a comunicar. Para ello, presta atención a lo que se te dice, evalúa tu entorno y emplea las palabras adecuadas.
Desarrollar empatía. En términos coloquiales, ponte en los zapatos de otros.
Negociar. Hazlo desde una óptica de dar-dar: yo doy, tú das y los dos ganamos.
Decir no. Pon en una balanza tus prioridades, capacidades y expectativas. Nunca actúes sólo por complacer a los demás.
Tomarte un tiempo para ti. Haz ejercicios en tu lugar de trabajo o tómate algunos minutos para despejarte, respirar y meditar. A veces, 15 o 20 minutos son la mejor salida para liberar adrenalina.
Aprender a comunicar. Para ello, presta atención a lo que se te dice, evalúa tu entorno y emplea las palabras adecuadas.
Desarrollar empatía. En términos coloquiales, ponte en los zapatos de otros.
Negociar. Hazlo desde una óptica de dar-dar: yo doy, tú das y los dos ganamos.
Decir no. Pon en una balanza tus prioridades, capacidades y expectativas. Nunca actúes sólo por complacer a los demás.
Tomarte un tiempo para ti. Haz ejercicios en tu lugar de trabajo o tómate algunos minutos para despejarte, respirar y meditar. A veces, 15 o 20 minutos son la mejor salida para liberar adrenalina.
Para mantenerte siempre sano
Da su justo valor al trabajo
Define prioridades
Limita tu actividad laboral al centro de trabajo
Aprende a fijar límites
Organiza tu tiempo
Realiza una actividad física de forma constante
Sigue una dieta equilibrada
Descansa
Si es necesario, busca asesoría de un terapeuta
Define prioridades
Limita tu actividad laboral al centro de trabajo
Aprende a fijar límites
Organiza tu tiempo
Realiza una actividad física de forma constante
Sigue una dieta equilibrada
Descansa
Si es necesario, busca asesoría de un terapeuta